Lo
primero a señalar es que no me motivó demasiado comentar la rúbrica. Sobre esta
primera sensación me puse a pensar. Por un lado, lo que me surge es que la
propuesta, en base a lo leído, me parece pertinente y coherente. Coincido con
los compañeros que plantean la posibilidad de agregar cuestiones como la
creatividad, pero en líneas generales uno ve la rúbrica y acuerda con ella. Y
para ello es significativo contrastar esto que me pasa, con lo que me pasaba al
leer las otras rúbricas propuestas, donde me surgían al sólo verlas cuestiones
a marcar.
Por
otra parte, si bien estaba al principio, la verdad es que antes de comenzar el
curso presté nula atención a ella. Entiendo que la propuesta formativa está
pensada así, y uno tiene que establecer una linealidad en el recorrido que
propone (a mí también me pasa), pero al mismo tiempo encontrarme con ella (de
modo reflexivo) al final no me motiva. Y tomo esto como aprendizaje, para que
esta sensación que vivo me permita luego trabajar la rúbrica desde el inicio de
la cursada, transparentando esos criterios y expectativas que tenemos los
docentes.
Javier:
ResponderEliminarAl leer tu post pensé que me pasó lo mismo: Aunque las rúbricas estaban en el recorrido del curso, no les presté atención, y también me costó comentarla.
¿Tendrá que ver con el hecho de que la formalización de los criterios nos parece lo menos interesante de la tarea docente?
Nos seguimos leyendo
Muy buena pregunta Patricia. Me surgen dos cosas: a) lo primero, es que aún cuando se proponga debatir los criterios, hay una distancia significativa entre el docente y los alumnos que genera una asimetría no menor en ese diálogo (y la apertura en sí del diálogo no suprime esas diferencias). Estimo que todo docente que proponga una rúbrica la pensó bastante y, por lo general, debería ser acorde a los objetivos buscados. El alumno (en este caso nosotros), que no realizó esa misma reflexión, puede hacer una primera aproximación, pero probablemente necesitaría revisar muchas cosas para hacer una devolución a fondo; b) tal vez sentimos que la rúbrica es “justa” (es decir, pertinente / coherente) y por ello no hay tanto para decir.
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